
Guadalcázar
Este poblado de tradición minera ofrece historia y bellos parajes para el ecoturismo.
Enclavado en un área de transición ecológica entre el árido Altiplano y la agrícola Región Media, Guadalcázar creció gracias a su importante actividad minera en tiempos de la Colonia. Tal fue la bonanza de este poblado (ubicado al noreste de la capital) que llegó a tener su propia Casa de Moneda a finales del siglo XVIII.
De este inmueble, localizado en la plazoleta del Carmen, estamos seguros que te sorprenderá su frontón. Lo mismo que el retablo barroco, con columnas salomónicas, que se aloja en la iglesia de San Pedro Apóstol (¡una verdadera joya!). A un costado de este edificio se levanta el Museo de Arte Sacro, que resguarda estupendas colecciones de arte religioso, fotografías y numerosos objetos de historia local. ¡No dejes de visitarlo!
Pero si eres amante del ecoturismo, te recomendamos explorar El Realejo, en la región montañosa del municipio. Ahí, podrás practicar el senderismo o la escalada en el cerro de Las Comadres (de fácil acceso). Pero si ya eres un experto, la mejor opción es visitar el cerro San Cristóbal (pregunta por estos lugares con tu prestador de servicios acreditado).
Bajo la tierra no puedes dejar de explorar las grutas de Las Candelas (poco profundas, pero muy atractivas), Guadalupe y San Cayetano, que los guías de turistas locales conocen muy bien. Otras opciones de diversión al aire libre son los recorridos en bici de montaña por los alrededores de Guadalcázar y los paseos a caballo para alcanzar las minas abandonadas de La Galana o La Trinidad, ahora en condición fantasma.
Y para pasar la noche bajo un cielo estrellado (con un clima entre templado y frío), nada mejor que acampar en Monternach, que cuenta con la infraestructura necesaria para vivir esta increíble experiencia.
¿Estás ya listo para visitar el antiguo pueblo minero de Guadalcázar?



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